sábado, 7 de mayo de 2011

Dos días volando por Inef con buenas sensaciones aunque el gemelo derecho acabó tocado

     Esta semana, martes y jueves han tocado series de 500m y 300m en Inef. Ha sido una experiencia muy bonita, sobre todo el martes rodeado de muchas figuras como Chema Martinez, Fabian Roncero, Juan Carlos Higuero, las hermanas Sanfabio y un larguísimo etc. La verdad es que el objetivo marcado por JoseFelix ha sido más sencillo de lo que apriori parecía. Las series de martes tenían que ser por debajo de 1:40 y así de memoria salieron 1:35, 1:37, 1:39 y 1:37. Las del jueves, creo que salieron 55, 56,55,56,54,57. La única no tanegativa es que al no estar acostumbrado, el gemelo derecho, más sobrecargado de lo habitual, empezó a darme problemas que parece se van pasando en cuanto reposo. Eso sí, voy a tener que controlarme la alimentación ya que tras MAPOMA sigo perdiendo peso y tengo que decirle a mi organísmo que freeene.

sábado, 30 de abril de 2011

Debut en INEF bajo las órdenes de José Félix.

     Ayer, tras una propuesta lanzada al aire tras MAPOMA,  José Félix, ha empezado a asesorarme y programarme los entrenamientos en esto del correr. Fuí a recogerle al metro de Ciudad Universitaria, estaba inquieto por el hecho de que no me perdiera ni llegara tarde a nuestra primera cita. Eran poco más de las cuatro cuando tras recogerle enfilamos cuesta debajo de camino a las pistas de INEF. Dejamos el coche en la calle a la altura de La Blume y nos encaminamos hacia la pista.  Durante estos 5 minutos que separaban el coche del comienzo del entreno, JF, me empezó a explicar las medidas de la pista, por el anillo, por la moqueta verde, de esquina a esquina, por dentro…. Un aluvión de datos importante para tener referencias en cada giro, cada paso, cada metro. Nada más llegar a la pista había entrenando unas chicas con un físico impresionante, cosa que correlacionó minutos más tarde con el hecho de verlas volar literalmente en la pista con una técnica que  te dejaba pasmado. Para no perder el tiempo, JF me llevó la mochila a las taquillas y me cogió una botella de agua de las máquinas mientras calentaba. Tras 10 minutos calentando por el interior de la pista, por el campo de futbol, JF apareció cambiado, dispuesto a controlar cada detalle. Se dirigió hacia dónde me encontraba y marcó el ritmo de los siguientes 10 minutos, me enseño algunos ejercicios de técnica de carrera y cómo hacer progresivos de 70 metros. Ahora llegaba lo realmente importante, las series, 3X1000 a 3:30 con RC 4 minutos. Me sentí como un pistar de ciclismo, José Félix iba en cabeza cantando cada parcial en voz alta. La primera serie se me hizo corta, la segunda un poco más dura pero aguantable y la tercera tuve sensaciones de ir un poco forzadito, pero bien, al final 3:31, 3:30 y 3:29, objetivo cumplido. Luego 10 minutos de descalentamiento, ducha y atravesar Madrid, en Montecarmelo a una reunión y luego al Colegio de Psicólogos dónde me hicieron hasta una foto para salir en una revista el mes que viene…. Uffff que estrés, lo mejor, el afrontar retos con amigos cerca.

jueves, 21 de abril de 2011

Reaprendiendo a correr rápido en "Las Tierras de Mordor"

     Ayer volví a correr rápido. No debía, lo sé. Mi intención era trotar suavemente 30 minutos para que mis piernas volvieran a coger un gesto normal de carrera tras la más que posible destrucción muscular después de MAPOMA (maratón popular de Madrid para los no puestos). Iba relajado, rememorando todavía las sensaciones del domingo, un tanto ensimismado, sin prestar demasiada atención al cielo. Fuí bordeando el río y decidí cruzar la carretera y adentrarme en el monte. Entre los árboles, al atardecer, todo parecía especialmente idílico, y, obviamente, el cielo, no era lo que mejor se veía... De repente oí a lo lejos un trueno y busqué un punto alto para poder observar asombrado como una masa de nubes de oscuridad aterradora estaba apunto de sobrevolar mi cabeza. Rápidamente me dirigí rumbo a casa, pero me valío de bien poco, una tromba de agua empezó a desatarse y no era ni capaz de ver más allá de dos metros de mí. Todo mi cuerpo iba pegándose a la camiseta, a los pantalones, a los slips, a los calcetines y a las zapatillas como si me hubiera zambullido en una piscina, aunque por orden inverso. En ese momento me percaté que en el brazo llevaba mi móvil con Gps... y que su muerte estaba cerca sino llegaba a casa.... así pués, aceleré el ritmo los 4 km que me separaban del hogar dulce hogar olvidándome de mis achaques post maratonianos y metíendome al final 50 minutos con 20 de propina a 4 el minuto mínimo. Por el camino, siento confesar, no miré si estaba Frodo, Gollum o cualquier ser oscuro. La ropa fué lanzada al baño pegándose en los azulejos tras un choff seco... opsss... aún no la he quitado de ahí... ahora que lo pienso...

miércoles, 20 de abril de 2011

martes, 19 de abril de 2011

MAPOMA 2011, mi crónica tardía de un debut y un sueño.

Eran pasadas las 00:00 cuando decidí, tras cenar viendo el Madrid-Barcelona, tender una lavadora y poner un lavavajillas,  pasarme por el foro del atleta.com por última vez antes de dormir. Ya era el día D y el sueño era menos que los nervios que iban despertando. No fui capaz de dormir del tirón, pequeños sueños tontos, casi todos relacionados con MAPOMA, iban sobresaltándome. El último de ellos tan realista que estaba convencido de que me había dormido y me había ido con lo puesto a Colón, sin dorsal, sin pulsómetro…. Me decía a mi mismo,  ¡joderrrrr a esperar otro año!!!! Dentro del mismo sueño caí en la cuenta de que podría ser una mala jugada onírica y me dije “Jose, abre los ojos”, y, efectivamente, eran las 4:30 de la mañana,  la respiración de mi chica, que había vuelto de juerga, se escuchaba a mi lado y todo estaba en calma. Volví a dormirme, pero ya los nervios no volvieron, ni tan siquiera al despertar a las 5:45, ni siquiera al prepararme el desayuno,  dos tostadas de rebanada mega gorda con Nocilla, un par de bombones, y un vaso de leche con clara de huevo…. Tampoco me atacaron los nervios al vestirme, ni al repasar si llevaba todo lo necesario,  pulsómetro, geles…. Opté por ponerme el dorsal y al mirar el reloj,  pude ver  que se me hacía algo tarde,  ya que había quedado en el Metro con mi amigo David…Le mandé un mensaje indicándoselo y que si me esperaba bien, sino ya nos veríamos por allí, ya que el iba a correr los 10k.  Cogí el coche para a su vez luego coger el metro y seguía tranquilo; me abordaron varios corredores de fuera de Madrid, incluso de fuera de España, para explicarles como llegar a la salida de MAPOMA y seguía tranquilo. Salí del metro, Príncipe de Vergara, callejeé por la Calle Villanueva y llegué al punto de encuentro señalado por el amigo Landes, pero era demasiado pronto, no había nadie, eran las 8:05. Tras esperar unos minutos, ya que me había ido sólo con la ropa de carrera, noté que me estaba quedando frío, y decidí corretear por los alrededores de la salida y masticar el ambiente, impresionante, la emoción desbordaba en cada esquina, tanto que antes de que me abrumara regresé y volví a la esquina donde ya muchos compañeros del bus 3:30 y simpatizantes estaban dándose cita.  Pablo, Porfirio, hizo acto de presencia y me confesó que no estaba para 3:20 como me había indicado Jabo, y que no quería anclarme al ir juntos. Esta afirmación me puso los pelos de punta, desde hace unos años siempre he visto a Porfirio adelantándome en cada carrera y yo acelerando para saludarle, para luego humildemente, bajar ritmo. Ahora sí me empecé aponer nervioso. Empezamos a saludarnos conocidos, tanto en el mundo real, como a través del foro del atleta y Locomotoro nos instó a una foto grupal. Tras esta foto se hicieron pequeños grupitos con conversaciones diferentes, yo me alejé de todos para saludar a Malagueta y a la vuelta pude ver que Esther estaba un poco a su aire, desconectada de los grupitos, en realidad era la que menos gente conocía personalmente. Charlamos unos minutos y decidimos corretear unos segundos y a la vuelta buscar nuestro lugar en la salida, para nuestra sorpresa a la vuelta todos los conocidos se habían volatilizado también buscando su lugar; cosa que me fastidió un poco ya que había gente que había llegado a ver o conocer personalmente. Así pues, Esther y yo, nos colocamos como pudimos para la salida, un poco atrás, aunque al ver cerca de nosotros a Porfirio, lo di por bueno. Le recordé a Esther que se pegara a él en cuanto pudiera si iba simplemente a bajar de 3:30 como había comentado, pero no me hizo mucho caso, no parecía importarle demasiado; en ese momento me di cuenta que iba a apostar a salir más fuerte que el ritmo medio para ese tiempo, yo no dije nada, en parte estaba encantado, eso significada tener a alguien al lado durante bastantes kilómetros y encima tan novato como yo,  dispuesto a masticar cada sensación, cada detalle, cada paisaje, cada ánimo, cada metro. Era una compañía un tanto poética en un reto que cada milímetro de experiencia cuenta como kilómetros de entrenamiento, pero eso me quitaba un plus de presión.
     Se dio la salida y en los tres primeros kilómetros Esther y yo intentamos hacer un eslalon suave, sorteando a muchos corredores tapón y a muchos grupos corredores globeros. Esther iba definitivamente sueltecita y aunque no lo verbalizara, estaba dispuesta a que el ritmo a seguir sería por debajo de esos 4:50 que tantas veces habíamos hablado en el foro del atleta como recomendable hasta el final de Castellana, así que firmamos un pacto implícito, yo no pregunto, tu no preguntas pero los dos sabemos que estamos a ritmo de 3h 19m… Algo que queda patente cuando alcanzamos a Jabo y le pregunto, “¿qué haces aquí, tu no ibas casi a pasearte?” y el me dice “y vosotros qué bien vais!” Enseguida le dejamos atrás… tampoco lo comentamos… era obvio que no estábamos siendo muy prudentes… así que me limito a decir que como vamos muscularmente bien… que cómo vamos cómodos… no hay problema en  los ritmos…. En ese momento Esther me comenta que su gemelo la comienza a dar guerra… pero la indico que puestos en faena unos pinchazos en el gemelo pueden ignorarse prestando atención a todo lo que nos rodeaba, que se le olvidaría. A partir de aquí me quedé fascinado con la cantidad de amigos que empezamos a encontrarnos y con la cantidad de gente que animaba a Esther, la verdad, ir con ella era un lujo, era una de las chicas de delante, iba con faldita, eso llama mucho la atención y encima guapa, total, que la gente la tenía que ver sí o sí y cada ánimo que la daban me hacían ir contento y decir para mí, “si, si, animadla a ella pero el que está corriendo con ella soy yo”. Yo, cada vez que detectaba a un amigo en el público, casi todos compañeros de correrías atléticas, me sentía más importante ya que físicamente me veía tan lleno como en la salida y el responsable de ello era la suma de todos ellos, mi estado de forma era resultado de cada quedada en La Casa de Campo, en El Pardo, en El Barrio del Pilar, en Montecarmelo,  en los últimos ocho meses. La maratón se estaba convirtiendo en una excursión de domingo, pero en lugar de cañas o coca-colas teníamos pastillas de dextrosa, algún gel, bebidas hipo-iso-tónicas, pasos por duchitas vaporizadas y traguito de agua, agua cada cinco kilómetros, única norma. Al principio compartíamos la botella  los dos miembros tránsfugas del bus de 3:30, aunque más  adelante al ver lo divertido que era tratar de encestarlas, una vez habíamos bebido, en los cubos de basura, hacía que cogiéramos una cada uno , era un pequeño test tonto de nuestro estado de fatiga, encestábamos casi siempre, íbamos intactos. Pasamos por la casa de Guille, escuchamos Carros de Fuego, vimos a su familia casi de refilón, me di cuenta un poco tarde, alcanzamos a Raymanedu y algún conocido más. Pasaban los kilómetros y seguía identificando amigos entre el público, Manuel, Carmen,  Ertumba, Nadia, Antonio, Elo…Cada vez que le comentaba a Esther, a esos los conozco, tenía la sensación de que por su cabeza pasaba algo así como… “esto es una secta!”. Finalmente nos acercábamos a La Casa de Campo, yo sabía que iba a ser un punto y aparte, todo el mundo me había dicho que  reservara fuerzas  mínimo hasta La Casa de Campo y que a poder ser hasta  después, y que si me encontraba bien, apretara; pero me encontraba demasiado bien como para no tantear forzar máquina. Empecé a tantear a Esther subiendo un poquito el ritmo y parecía que ya no respondía al momento y verbalizó “vete que tu tienes más ritmo”, a lo que inicialmente me negué, pero luego pensé en otras carreras en las que llevar a alguien al lado cuando empiezo a pasarlo mal, más que ayuda, puede ser lastre; así que decidí despedirme de Esther, no sin antes desearla suerte. Enseguida empiezo a progresar y pasar corredores pero detecto el primer contratiempo, uno ya conocido y que me hizo perder una buena marca en la Media de Getafe, una contractura en los músculos intercostales del lado izquierdo. El dolor se vuelve insoportable, bajo el ritmo de 4:20 a casi 5:00, empiezo a masajearme pero no se pasa, intento tensar los abdominales y tampoco se pasa, intento estirar con movimientos de cintura y hombros y tampoco. En este momento la idea de esperar a Esther y relajarme unos momentos es lo que prima, pero súbitamente el dolor cesa, vuelvo a recuperar el ritmo anterior y vuelvo a pasar corredores. Antes de abandonar La Casa de Campo el dolor vuelve y en mi mente un pensamiento, “Jose, es pasajero, Jose es pasajero, Jose, es pasajero…” Así que  ya en la cuesta de Lago se me pasa, he vuelto a tener que bajar el ritmo pero la media de estos kilómetros sigue siendo buena,  no me importa, me da mas miedo y es más importante el perfil que me queda afrontar en los siguientes kilómetros. Yo sabía que “El Muro” era el mayor peligro y empecé a ver  a gente andando, tambaleándose, corredores que se iban a un lado echándose las manos a la tripa. Estaba en estado de alarma y hacía introspección de mis sensaciones corporales, pero todas eran buenas, no tenía fatiga, la velocidad era constante, me veía hasta capaz de elevarla y mirando el pulsómetro vi que me quedaban 10 kilómetros y algo más de 50 minutos de margen con el objetivo inicial, no iba a forzar, iba a ser prudente y conformarme con esa proyección a 3:20 que era en si un exitazo. Busqué un objetivo sencillo y lo fijé en un dúo de corredores de camisetas negras e iguales, uno fresco y otro cascadillo, el fresco se había incorporado más allá de la media maratón para guiar al otro, le iba marcando el ritmo, decidí que era mi referencia y a veces hasta me ponía en paralelo y me daban ganas de decirles, “¡pero corred más que me jodéis el ritmo!”, pero sabía que era una buena referencia porque en los tramos duros uno se escapaba un poquito y esperaba al otro,  me estaban marcando claramente dónde conservar fuerzas. De repente me planto en el km 40 y las sensaciones cambian, mis dos guías deciden forzar, de hecho lo dicen en alto uno al otro y al intentar seguirles noto que si les sigo hay riesgo de petada, así que, no queda otra, cambio el chip y a disfrutar, veo a Fernando y Maituqui, creo que a los Pacos y a Locomotoro blandiendo su cámara de fotos; total, que sin darme cuenta me acerco a El Retiro, con ritmo constante. Miro el reloj y veo que tengo que cambiar el ritmo para que no se me pase el crono de 3h 20, pero ya no queda cambio alguno fiable sin dar sensación agonística, lo noto, y no quiero acabar con esa impronta mi primera maratón y me vuelvo a relajar, a disfrutar, a observar y a consumar mi bautizo como maratoniano bajo la línea de llegada, al mismo tiempo que aprieto el puño y me digo “!bien!, ya tienes tu sueño”.



domingo, 17 de abril de 2011

MAPOMA 2011, un sueño realizado que nunca dejó de ser dulce en los 42km 195m, GRACIAS A TODOS LOS QUE HABÉIS CONTRIBUIDO

     En muchas ocasiones me había preguntado, ¿qué se sentirá a lo largo de un maratón? ¿qué se pensará a lo largo de tantos kilómetros? Siempre había sentido admiración por las personas que emprenden este reto y nunca me había imaginado que algún día  yo estaría preparado para ser apto para la partida, para esta aventura. De hecho en los tres años y medio que llevo corriendo me había dado miedo solo pensarlo, y hasta el año pasado por estas fechas no estaba decidido a ponermelo como objetivo.
     Mágicamente, carrera tras carrera tras tomar la decisión iba superándome y los entrenamientos iban siendo de calidad. Escuchaba consejos de Josefelix, de Yudus, de Jabo, de Porfirio, de Mildo, de Garabitas y Paco J, de Lloz, Maytuqui, Alfredo, Bichobolas y alguno más que no me acuerdo citar.  Pero la verdadera razón de la mejora ha sido tener una red de amigos con la que compartir cada avance o cada entrenamiento, hacerme el quejica cuando era necesario o presumir cuando también lo era para mi autoestima y seguir. Por eso tener a Cristina aguantando mis chapas, a Noe por no mandarme a paseo, a Alberto y Gema por preguntarme cada semana como iba con mis objetivos,  a la gente del club de Corredores de mi gimnasio por creer que soy mejor de lo que soy; todo esto, puramente psicológico y menos físico ha hecho que hoy, DOMINGO 17 DE ABRIL, haya tomado la salida.

...más tarde toca la crónica de la carrera, esperaré un momento de inspiración, pero resumiendo resumiendo, estoy feliz, no ha habido muro, una marca excelente para mis objetivos 3h 21m 12 sg, así que mejor de lo que hubiera soñado. Y la rueda de agradecimientos, aunque podría ser extensísima se resume en:

*Gracias a todo Los Tapieros para personalmente o en la distancia apoyarme.
*Gracias a Los Garabitas, por acojerme cada martes y jueves y desmostrarme que bajándo la velocidad se entrena igual de bien.
*Gracias a papis, amigos y a Noe por no mandarme a freir esparragos.
*Gracias a todos los amigos de El Atleta.com por darme apoyo en cada post de cada carrera de esta temporada.

Gracias, mi sueño con vosotros, una realidad.
 

sábado, 16 de abril de 2011

MAPOMA 2011, el comienzo.

      Tras escuchar breves pinceladas en la feria del corredor de MAPOMA, a cargo de Pablo, Vicente, Rosa y Luis, he decidio inmiscuirme en el mundo de los bloggeros. No se si seré constante o simplemente tendré algo interesante que contar, pero lo que es seguro, que a breves horas afrontar mi gran reto desde pequeño, ser capaz de correr Maratón, es el mejor momento para comenzarlo.
     Ha sido un año planificando, ilusionándome.