jueves, 21 de abril de 2011

Reaprendiendo a correr rápido en "Las Tierras de Mordor"

     Ayer volví a correr rápido. No debía, lo sé. Mi intención era trotar suavemente 30 minutos para que mis piernas volvieran a coger un gesto normal de carrera tras la más que posible destrucción muscular después de MAPOMA (maratón popular de Madrid para los no puestos). Iba relajado, rememorando todavía las sensaciones del domingo, un tanto ensimismado, sin prestar demasiada atención al cielo. Fuí bordeando el río y decidí cruzar la carretera y adentrarme en el monte. Entre los árboles, al atardecer, todo parecía especialmente idílico, y, obviamente, el cielo, no era lo que mejor se veía... De repente oí a lo lejos un trueno y busqué un punto alto para poder observar asombrado como una masa de nubes de oscuridad aterradora estaba apunto de sobrevolar mi cabeza. Rápidamente me dirigí rumbo a casa, pero me valío de bien poco, una tromba de agua empezó a desatarse y no era ni capaz de ver más allá de dos metros de mí. Todo mi cuerpo iba pegándose a la camiseta, a los pantalones, a los slips, a los calcetines y a las zapatillas como si me hubiera zambullido en una piscina, aunque por orden inverso. En ese momento me percaté que en el brazo llevaba mi móvil con Gps... y que su muerte estaba cerca sino llegaba a casa.... así pués, aceleré el ritmo los 4 km que me separaban del hogar dulce hogar olvidándome de mis achaques post maratonianos y metíendome al final 50 minutos con 20 de propina a 4 el minuto mínimo. Por el camino, siento confesar, no miré si estaba Frodo, Gollum o cualquier ser oscuro. La ropa fué lanzada al baño pegándose en los azulejos tras un choff seco... opsss... aún no la he quitado de ahí... ahora que lo pienso...

No hay comentarios:

Publicar un comentario